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  Realidad y ficción  Revista Lindaraja. Revista de estudios interdisciplinares  ISSN:  1698 - 2169  
 

 

Revista Lindaraja

 

 

Revista Lindaraja. nº 21

11 de mayo de 2009.

 

 

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Capacidad de actuar e interacción

Mercedes Laguna González

    

Capacidad de actuar e interacción

La pertinencia de un estudio interdisciplinar:

fenomenología y neurofisiología[1]

 

Mercedes Laguna González

 


 

Resumen

      El objetivo de este trabajo es presentar una filosofía de la acción que parte de la fenomenología y que se construye de manera interdisciplinar con la neurofisiología. Esta filosofía considera al ser humano como un ser vivo que actúa e interactúa con el mundo entorno, consigo mismo y con los otros seres. La interacción supone una serie de capacidades en el cerebro, y en la totalidad del sistema nervioso del agente, que implican mecanismos innatos (anticipación, retención, imaginación) para la empatía y el reconocimiento del otro. Las kinestesias, la intencionalidad dinámica y la percepción entendida como decisión forman las bases del sujeto agente en un nivel previo al reflexivo, a partir del cual se desarrollarán la subjetividad y la reflexión. El sujeto humano se construye en la medida en que interactúa con su entorno y reconoce que forma parte del mundo y de la sociedad que edifica con los otros. El trabajo revisa las últimas investigaciones interdisciplinares del neurofisiólogo Alain Berthoz y el filósofo Jean-Luc Petit, director e investigador respectivamente del Laboratoire de Physiologie de la Perception et de l’Action, en el CNRS francés; subraya las cuestiones más relevantes de estas investigaciones para la filosofía actual y apunta algunos de los ámbitos en los que se puede aplicar el modelo de ser humano que resulta de la teoría y el método de estos autores.

 

 

Palabras clave:

Filosofía de la acción. Neurofisiología. Fenomenología. Percepción. Kinestesia. Intencionalidad. Agente. Interacción. Cuerpo propio. Capacidades. Sujeto. Intersubjetividad.

 

Introducción

 

El objetivo procedimental de mi trabajo es la presentación del método interdisciplinar que el filósofo Jean-Luc Petit[1] y el neurofisiólogo Alain Berthoz[2] han aplicado al estudio de la acción en el ser vivo, en general, y en el ser humano, en particular. Más allá del método, comparto con estos autores la convicción de que la ciencia y la filosofía han de trabajar de forma conjunta e integrada, aprendiendo constantemente una de la otra, compartiendo objetos de estudio, métodos y objetivos; han de mantener el esfuerzo para que los límites entre estas disciplinas constituyan –sin diluirse- membranas semipermeables, en donde la ósmosis, realmente sea una función habitual.

Las neurociencias estudian el sistema nervioso, por tanto, el cerebro como organizador de todo un conjunto de elementos que interactúan entre ellos y que le proporcionan la información que él procesa. Este análisis da pie a los científicos para estudiar la conducta de los seres humanos (y de los seres vivos), a partir sobre todo del comportamiento exterior observable y de los estudios clínicos del funcionamiento del cerebro y la compleja red del sistema nervioso. Concretamente las neurociencias cognitivas estudian la relación del cerebro con la conciencia. Según la concepción del cerebro que manejan obtienen un tipo específico de individuo (principalmente en la especie humana)[3].

            Desde la ladera de la filosofía, concretamente la heredera del idealismo transcendental primero de Kant y luego de Husserl, nos llega la defensa del sujeto humano como un yo personal: “Le cerveau ne pense pas. Je pense"[4], así decía Paul Ricoeur en diálogo con Jean-Pierre Changeux. Podemos situarnos al lado del científico o al lado del filósofo, o podemos ensayar una investigación interdisciplinar en la que la ciencia se abra a los descubrimientos sobre el ser humano que la filosofía ha ido consiguiendo a través de los siglos, y en la que la filosofía se preocupe definitivamente por estar bien atenta a los hallazgos de la ciencia. El mismo Ricoeur, preocupado siempre por aprender de todos los campos del saber, nos recordaba:

 

"Todas las grandes filosofías han estado en diálogo con una ciencia: Platón con la geometría, Descartes con el algebra, Kant con la física, Bergson con el evolucionismo. Nos desembarazamos demasiado deprisa de las ciencias constituidas con un argumento antipositivista que llega a convertirse en un argumento perezoso. Hay que  conquistar el derecho a responder a los argumentos que se consideran positivistas. Si sólo ofrecemos la autodestrucción de la filosofía por sí misma, dejamos el campo libre a los positivistas; se ve hoy en día a los científicos obligados a hacerse con una filosofía provisional, porque los filósofos abandonan el objeto filosófico"[5].

 

Nos proponemos[6] poner algo de luz en la polémica afirmación de Ricoeur[7] reflexionando sobre el agente del acto de pensar; aunque éste no será nuestro objetivo prioritario, ya que nos interesa, de manera global, el ser vivo que actúa: revisaremos las capacidades de este agente que percibe, siente, decide sobre lo que percibe para darle un sentido, e interactúa con el mundo y con los otros agentes. Intentaremos demostrar cómo una investigación que integre ciencia y filosofía tornará más nítida la comprensión del agente individual, sin necesidad de situarnos en un idealismo que ha perdido el contacto con la realidad. Al contrario, estas investigaciones interdisciplinares llevan desde la constatación de la unicidad del cuerpo propio hasta la consecuente unicidad del individuo que posee ese cuerpo, en donde hay un cerebro que domina la percepción y decide. (Veremos que para Alain Berthoz lo primero es la acción, en el sentido de que la función principal del cerebro es el acto, y el acto es la intención de interactuar con el mundo o consigo mismo como parte de ese mundo; el acto es el organizador de la percepción y del mundo percibido[8]).

Entre el extremo de un naturalismo mecanicista y un idealismo con todo su carga teleológica, el filósofo Jean-Luc Petit, en la estela de Husserl, presenta una fenomenología renovada, que no sólo es válida como puesta al día de la tradición filosófica de Husserl, sino que se puede llegar a entender como necesaria tanto para la renovación de la filosofía como para una más adecuada interpretación de los datos de las neurociencias. El empeño fundamental de Petit es elaborar una auténtica filosofía de la acción, más allá de los intentos de la filosofía analítica, que ha reducido, a su juicio, la reflexión sobre la acción, al desarrollar únicamente una teoría de la acción que descansa en el análisis de los conceptos en los cuales concebimos, describimos, explicamos y justificamos nuestras acciones[9]. Para conseguirlo, Petit vuelve a la fenomenología, porque se ocupa del actuar en cuanto experiencia vivida, y recurre a la intuición directa del agente mismo sobre su propio “hacer”, a diferencia de la corriente analítica, que utiliza para elaborar su teoría la intuición de un teórico observador, que no es el actor de la acción. La fenomenología quiere ser filosofía de la experiencia; no acepta introducir nada como postulado, todo debe experimentarse a través de las vivencias. La tarea de la fenomenología comporta dos fases: la reducción y la constitución. En primer lugar, la reducción del sentido de toda nuestra experiencia a su fuente subjetiva, que no nos ofrece “un sujeto”, sino el flujo cambiante de las concordancias y discordancias de las apariencias, en el que cada cosa –incluido el “sujeto”- está obligado a presentar un “yo” para tener el valor de un ser. En segundo lugar, la constitución de un mundo que reintroduce metódicamente toda la jerarquía de capas de sentido, sosteniéndose y alimentándose las unas a las otras; juntas hacen que el mundo sea un mundo común[10].

En el momento actual también las neurociencias han vuelto su mirada a la acción, han dejado de lado, en gran medida, la fisiología de la reflexión así como la correlación behaviorista entre los estímulos sensoriales y los movimientos efectivos[11]. Ahora tienen como objetivo no reducir la acción a un comportamiento exterior observable. La fisiología y la neurofisiología estudian el funcionamiento de los órganos motores, pero hay una nueva corriente[12]  que se remonta a procesos anteriores que preparan el movimiento: consideran toda una diversidad de etapas que conducen a él, sobre todo de “su génesis en el proceso de aspirar a percibir, captar, conseguir los objetos del entorno, la formación de la intención, la estimulación mental, la observación que persigue la imitación o el aprendizaje, la preparación y la decisión”[13]. Por tanto, ha llegado a ser un tema central también la experiencia de un agente humano -considerado dentro del estudio de los seres vivos en general- que habita con su cuerpo en un mundo en el que no se contenta con estar considerado como una cosa, y en el que interviene directamente.

Jean-Luc Petit parte del estudio de la última etapa de la obra de Husserl[14], concretamente de sus escritos a partir de los años treinta[15], y de unos manuscritos inéditos que ha traducido el mismo Petit –en un ensayo de recuperación sistemática[16]

He organizado el trabajo en tres partes: la primera, ‘Acción y cognición’,  es un breve contrapunto en donde me planteo exponer a qué tipo de concepción del conocimiento se oponen Jean-Luc Petit y Alain Berthoz[17]: la que considera al conocimiento como una representación. Esta concepción ha dominado la psicología y las ciencias cognitivas; tiende a reducir la acción a la representación y olvida que la acción se realiza en un cuerpo en medio de un entorno que, además es intersubjetivo, porque es el entorno de una comunidad humana. La acción está encarnada en la experiencia vivida de nuestro cuerpo, y nosotros nos damos cuenta de este hecho a través de la propiocepción[18], de las kinestesias[19] de nuestros miembros motores y de las eferencias[20] motrices. Trataré, además, de la necesidad de una noción renovada de lo transcendental, como un elemento intermediario en nuestro proceso de conocimiento.

En la segunda parte, ‘Acción y cuerpo propio’, revisaré la fenomenología de la orientación, la percepción como decisión y la constitución de sentido; entendiendo “sentido” desde la perspectiva de las neurociencias y desde la fenomenología. En esta segunda parte, ocupará un lugar destacado tanto la teoría de la constitución del cuerpo propio como la teoría de la co-constitución.

La fenomenología de Husserl ha fundado su programa de constitución transcendental sobre la posibilidad de constituir el mundo a partir de la intervención motriz, kinestésica, del sujeto en este mundo. Si nos atenemos a las condiciones más primitivas de la constitución en tanto que kinestesia, la subjetividad no es otra cosa que la posición del agente; la constitución así entendida, es acto[21]. La constitución de sentido por parte del sujeto humano respecto a sí mismo, al mundo entorno y al otro comienza con la orientación en el espacio, una capacidad que comparte con el resto de los seres vivos, aunque de forma especial con los animales.

            Lo que le falta a la actual filosofía de la acción[22], dice Petit, es una fenomenología de la experiencia que el agente tiene de su acción, en la medida en que le ocurre a él, como vivencia propia, que no tiene equivalente en un agente mecánico o un agente institucional[23]. Jean-Luc Petit propone un camino “para franquear la distancia metafórica entre el lenguaje y la vivencia corporal, será necesario comenzar a rehabilitar la kinestesia, nuestra vía de acceso inmanente a los aspectos estructurales, como también a los aspectos significantes de la acción”[24]. Rehabilitar la kinestesia y repensar el concepto de intencionalidad. Es necesario retomar una concepción fenomenológica de la intencionalidad, recogiendo las aportaciones del último  Husserl: considerar el sentido que se consigue por la constitución (del cuerpo propio, del mundo entorno y del otro) en su direccionalidad primordial”[25]. No estamos hablando de primordial en sentido de un carácter originario idealista o mitológico, se trata de volver al cuerpo propio, considerando un nivel previo, pre-lingüístico y pre-reflexivo. Hay una cuestión fundamental: mi cuerpo es único; mi cuerpo es el grado cero de la orientación. Es preciso estudiar la contribución de las kinestesias a la constitución de sentido del ser de las cosas, del cuerpo propio y del otro. Yo no soy un referente fijo, sino “un sujeto-acto”, un “sujeto práctico”.

La tercera parte del trabajo estará dedicada a la interacción, la empatía y la intersubjetividad: ‘Capacidad de actuar e intersubjetividad’. Se mostrarán las correspondencias y las diferencias entre el término “Einfühlung” y el término “empatía”. Petit se muestra en sus trabajos como un fenomenólogo que no se ha dejado “prevenir” por Heidegger contra el concepto de la Einfühlung, infectado –dice irónicamente- de subjetivismo, como el pensamiento del último Husserl[26]. Se lanza a una rehabilitación de la teoría de la empatía, aunque matiza a qué tipo de empatía se refiere: la empatía de los actos del otro. Considero con Petit y Berthoz un tipo de empatía que hace posible el acceso relativo a las kinestesias del otro, y abre la extensión del sentido hacia la intersubjetividad.

Husserl comprendió que su filosofía corría el riesgo de abocar a un “solipsismo transcendental”, al atribuir sólo al sujeto de la conciencia el poder de dar sentido a todas las cosas, por eso, buscando el origen de esta donación de sentido, asoció subjetividad y pluralismo en el concepto nuevo de intersubjetividad. “Al mismo tiempo establece la contribución del otro y de la comunidad a la constitución de sentido que el mundo tiene normalmente para nosotros, en la medida en que no es solamente mundo de los objetos físicos desplegados bajo la mirada del sujeto de la cognición, sino un mundo común, horizonte permanente de nuestras interacciones prácticas cotidianas”[27].

La teoría de la constitución de Husserl, renovada por Jean-Luc Petit y convertida en fenomenología de la acción, sirve a Alain Berthoz como base de interpretación en sus estudios neurofisiológicos. Nos ofrece como resultado una filosofía y una fisiología de la acción que permiten aplicaciones en diferentes áreas del saber, en donde aportan luz: serán significativas para nuestra comprensión de la creatividad, también para la fundamentación de la ética y de la moral, así como para las investigaciones en pedagogía y para el análisis de las comunicaciones virtuales. La razón es que esta teoría filosófico-científica de la acción aporta una concepción nueva del ser humano, que sería conveniente manejar en los distintos ámbitos que afectan a su condición de ser vivo, miembro de la especie humana y, por tanto, participante activo del mundo social.

 

 

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Los escritos de Jean-Luc Petit y Alain Berthoz no están traducidos aún al español.  Últimamente, al ámbito académico nos llegan las innovaciones -respecto a la ciencia cognitiva y la neurofisiología, también las reflexiones filosóficas sobre estos temas- especialmente en lengua inglesa. Me ha parecido conveniente dar a conocer la aportación de este filósofo francés a la fenomenología –y su trabajo interdisciplinar con un neurofisiólogo-  porque, a mi juicio, supone una forma -prometedora-  de revitalizar la filosofía. Me propongo, a partir de ahora, continuar esta investigación desarrollando los puntos que en el trabajo han quedado sólo planteados.

Presento traducidas al español las citas de Petit y Berthoz con la intención de que la lectura no pierda fluidez y el trabajo gane en cohesión; el mismo criterio he seguido con las palabras citadas de Husserl y de Lipps, que he tomado de las traducciones francesas señaladas.

 

 

 


 

Publicación del libro completo próximamente:

Editorial Club Universitario

 


[1] Jean-Luc Petit es profesor de Filosofía en la Universidad Marc Bloch de Strasburgo (II). También es profesor-investigador en el Laboratorio de Fisiología de la Percepción y de la Acción del Collège de France (CNRS, el Centro de Investigación Científica de Francia).

[2] Alain Berthoz es profesor en el  Collège de France, en donde ocupa la cátedra de Fisiología de la Percepción y de la Acción; es presidente del Instituto de Biología del Collège de France y director allí del LPPA (Laboratorio de Fisiología y Psicología de la Acción, del CNRS).

[3] En los últimos años las neurociencias han manejado dos concepciones del cerebro, ligadas a las dos grandes tradiciones filosóficas del último siglo: la filosofía analítica y la fenomenología. Ver  Berthoz, A. et Jorland, G.,  La empathie. Paris, Odile Jacob, 2004, p. 8.

[4] Changeux, J. P. et Ricœur, P., La nature et la règle: ce qui nous fait penser, Paris, Odile Jacob, 1998, p. 46.

[5]Ricoeur, P., "J´attends la Renaissance. Entretien avec Paul Ricoeur", en Message J.et Tassin, E. : A quoi pensent les philosophes?, Paris, Autrement, 1988, nº 102, novembre, 175-183.

[6] Siguiendo los pasos de Jean-Luc Petit, amigo de Ricoeur y, en algún sentido, discípulo suyo.

[7] Petit, J.L., « Sur la parole de Ricoeur : ‘Le cerveau ne pense pas, je pense’ ». Revue d’Histoire et de Philosophie Religieuses, 2006. Tome 86, nº 1, p. 97-109.

 

[8] Berthoz, A., La décision. Paris, Odile Jacob, 2003, p. 9.

[9] Petit, J.L., « Projet de Recherche : Le renouvellement de la philosophie de l’action par les neurosciences », 2008, p.1. http://www.chez.com/jlpetit/

[10] Ver Petit, J.L. « Empathie et intersubjectivité », en Berthoz y Jorland, L’empathie, Paris, Odile Jacob, 2004, p. 129, p. 137.

[11] Petit, J.L., « Projet de Recherche : Le renouvellement de la philosophie de l’action par les neurosciences », p.1.

[12] Uno de cuyos representantes destacados es Alain Berthoz.

[13] O.c., p. 1.

[14] Los textos póstumos de Husserl sobre la intersubjetividad escritos al principio de los años treinta se hicieron accesibles a partir de 1973, en el tomo XV de la edición crítica de Iso Kern de las obras completas: Husserliana. Publicados en La Haya, 1973, por Martinus Nijhoff. También se refieren al tema de la intersubjetividad los tomos XIII y XIV.

[15] Se pueden encontrar en francés algunos de ellos en Textes sur l'intersubjectivite. Vol I et II. Paris, Ed. Broché. Trad. Natalie Depraz. (Recogen los volúmenes XIII, XIV y XV de la Husserliana).

[16] En estos “Materiales”, que recogen Manuscritos inéditos, encontramos textos de Husserl de 1926 a 1933, aunque también aparecen otros anteriores para mostrar la evolución de las cuestiones y de las teorías: «Materiaux pour une theorie des kinestheses dans les manuscrits de Husserl. Un essai de repérage systématique». Jean-Luc Petit. http://www.chez.com/jlpetit/

[17] Berthoz, A. et Petit, JL.: Phénoménologie et philosophie de l’action. Paris, Odile Jacob, 2006. Un destacado ejemplo de trabajo interdisciplinar en el que se basará fundamentalmente mi investigación.

[18] La propiocepción es el sentido que informa al organismo de la posición de los músculos.

[19] En fisiología, la kinestesia es un conjunto de sensaciones que nos informan del movimiento, del equilibrio y de la orientación: la tensión de los músculos, su relajación, el movimiento de las articulaciones, las posiciones de las diferentes partes del cuerpo, la dirección, la dinámica, la ralentización, la parada, el equilibrio, etc. Estas sensaciones son transmitidas al cerebro por los receptores sensoriales situados en el sistema nervioso. El sentido de kinestesia que utilizó Husserl y que propone Petit es más complejo, aporta el enfoque filosófico.

[20] Las eferencias se producen en relación con las informaciones captadas por los receptores y enviadas al cerebro (aferencias). En anatomía se utiliza el término “eferencia” para designar las fibras nerviosas (axones) que salen de un núcleo o zona del sistema nervioso para dirigirse a otro.

[21] Cf.: Berthoz y Petit, o.c., p. 242.

[22] Carencia que supone un obstáculo para poder resolver el problema de la “naturalización”.

[23] Petit, J.L., « Projet de Recherche : Le renouvellement de la philosophie de l’action par les neurosciences »,2008,  p.6. http://www.chez.com/jlpetit/

[24] O.c., p. 6.

[25] Petit, Jean-Luc, Les neurosciences et la philosophie de l’action. Paris, Librairie Philosophique J. Vrin, 1997, p. 425.

[26] Petit, J:L., «Empathie et intersubjectivité », o.c., p. 132.

[27] Petit, J.L., «Empathie et intersubjectivité », o.c., p. 135.

 

 

Publicación del libro completo próximamente:

Editorial Club Universitario

 

 

[1] Trabajo de investigación. Máster en Filosofía contemporánea. Universidad de Granada. Facultad de Filosofía. Departamentos de Filosofía I y II. Curso 2007-2008. Tutor: Dr. D. José Francisco Zúñiga García.

 

 

        

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© Mercedes Laguna González.

 Licenciada en Filología Hispánica por la Univ. Autónoma de Madrid y Licenciada en Filosofía por la UNED. Magíster en Filosofía contemporánea por la Universidad de Granada. Investigadora Doctoral en el Dpto. de  Filosofía I y en el Dpto. de Didáctica de la Literatura de la Universidad de Granada.

 

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